Para seguir pensando sobre la baja de la edad de imputabilidad penal

Compartimos un artículo escrito por algunas estudiantes (Emilene Figueredo, Dana Levinson, Sofía Gómez y Claudia Neireitter) del Espacio de Formación Integral «Adolescencias y seguridad pública», trayecto Apex – Cerro, desarrollado durante el segundo semestre del 2014.


Adolescencias y seguridad pública

A través de este artículo pretendemos invitarlos e invitarnos a poder reflexionar, a partir de nuestra experiencia de trabajo, sobre las distintas aristas que están en juego al hablar de la baja de la imputabilidad penal.
La Universidad de la Republica en el marco de su pronunciamiento en contra de la reforma constitucional que proponía la baja de la edad de imputabilidad penal, impulsó a mitad del 2014 un Espacio de Formación Integral (EFI) titulado  “Adolescencias y seguridad pública”. Desde éste se realizaron seis instancias formativas con diferentes enfoques vinculados a la temática. Finalizado ese proceso, el EFI se diversificó en diferentes trayectos; extensión, teatro del oprimido e investigación. Dentro del de extensión uno de ellos consistía en trabajar en el Programa  Apex- Cerro. Y en este trayecto el grupo de estudiantes se dividió en dos; uno de los grupos se focalizo en el área de comunicación.
Teniendo esto como punto de partida es que nos propusimos indagar sobre la percepción que existe en la zona del Cerro sobre las adolescencias y a grandes rasgos acerca de los medios a través de los cuales se informan los vecinos de la zona. Elaboramos una entrevista breve, con preguntas abiertas, que no fueran directamente vinculadas con la baja de la edad de imputabilidad, para no generar resistencias pero que de algún modo se relacionaran con el tema de interés. Posteriormente, la idea era solicitarles a las personas que compararan su adolescencia con la de hoy.

 

Nos referimos a adolescencias en plural basándonos en la teoría de distintos especialistas,  que sostiene que la adolescencia no es algo homogéneo y que existen distintas formas de transitarlas. Esta postura busca evitar la discriminación y exclusión de aquello que no se comporta como el patrón predeterminado. Según  la antropóloga Margaret Mead el carácter del adolescente (ya sea agresivo, pacífico, introvertido, etc.) puede estar definido y ser característico en función del entorno donde se ha criado.
Las entrevistas fueron realizadas a vecinos que residen en el Barrio Cauceglia situado en Ruta de acceso y Av. Santín Carlos Rossi. En general, la comparación de las adolescencias se realizó sin solicitarlo explícitamente. Para poder referirse a su juventud, los entrevistados necesitaban hacer alusión a la de la actualidad. Las adolescencias del pasado fueron valoradas positivamente en la mayoría de los casos mientras que a los adolescentes de hoy se los vinculó con la ausencia de límites, el consumo de drogas, la falta de respeto, etc. A pesar de ello, en el discurso de los entrevistados, la baja de la edad de imputabilidad no fue planteada como una opción en ningún momento. Éstos no propusieron medidas punitivas; como dijo un vecino “hay formas de poder educar, no reprimir. La cosa va por otro lado”. Pero sí manifestaron una preocupación por las problemáticas asociadas a la adolescencia, que entienden también son responsabilidad de los adultos. Cuando se indagó sobre los medios de comunicación utilizados, se vio que la mayor parte utilizaba los convencionales (principalmente T.V.), y algunos participaban de reuniones vecinales para mantenerse informados. Al momento de responder qué noticias recordaban sobre adolescentes, muchos aludieron a temas de violencia y conflicto y a los apedreos a los ómnibus de la ruta. Un vecino además de relatar algún aspecto de los mencionados nos dijo que lo que no salía en los medios era el maltrato que los adolescentes recibían por parte de la policía. Problemática sobre la cual también acusaron otros actores sociales que trabajan adolescentes.
Además de las entrevistas realizadas desde el grupo de trabajo del trayecto en Apex, convocamos a un debate el día 20 de octubre, donde concurrieron diferentes actores, entre ellos, vecinos de la zona y estudiantes de otras carreras. Se abordaron aspectos transversales a la temática que se habían trabajado previamente en los módulos teóricos del EFI, estos fueron: la construcción histórico cultural de la infancia y adolescencia, dimensiones psicosociales y neurológicas, construcción de subjetividades y medios de comunicación, aspectos diferenciales de la justicia de adolescentes y la dimensión socio educativa.

Nos interesa problematizar la interrogante planteada por un vecino de Santa Catalina; «¿a qué se debe el aumento de los delitos cometidos por menores?». En esta interrogante podemos notar, implícita, la postura del vecino. A través del debate se cuestionó si realmente existía tal aumento, ya que se desconocen estadísticas que confirmen dicha perspectiva. Actualmente hay personas de todos los grupos etarios que delinquen, sin embargo no todas son vistas como parte de un problema social. En la agenda pública se colocó a los menores que delinquen como uno de los principales  generadores del problema de inseguridad ciudadana. Cabe resaltar que según UNICEF el 6% del  total de  delitos son realizados por menores, el resto por adultos. Con esta cifra no se intenta justificar los hechos, sino concientizar que el problema de la inseguridad no se debe a ese minoritario porcentaje que delinque. A partir de esto, nos cuestionamos a qué se debe la sensación de aumento de delitos cometidos por menores. Consideramos que uno de los principales generadores de opinión  pública y constructores de realidad son los medios masivos de comunicación y las redes sociales. Éstos son de gran incidencia a la hora de construir el imaginario social que se genera sobre la delincuencia y la aprobación de las medidas punitivas como solución al mismo. Michel Foucault sostenía que cuanto más miedo tenga la población, más aceptable se vuelve el control policial, lo cual tiene una repercusión directa en el aumento del delito y que, por otra parte, la sensación de peligrosidad constante hace que los medios masivos de comunicación dediquen gran parte de sus publicaciones a la criminalidad como si ésta fuese una constante novedad.
A la hora de hablar de cifras estadísticas sobre delitos cometidos, los medios de comunicación utilizaron información proveniente de fuentes confiables como el Ministerio del Interior y el Sistema Judicial, pero según Lucía Vernazza, Socióloga especializada en derechos humanos, en su artículo: «Adolescencias y delitos», los datos que ofrecen estas entidades, son bastantes cuestionables y apenas una aproximación de la realidad, y por ello deben ser cuidadosamente interpretados. Teniendo en cuenta esto, consideramos que los medios de comunicación, la mayoría de las veces no se muestran  cuidadosos a la hora de  trabajar el tema de la seguridad pública,  y nos preguntamos ¿a qué se debe esto?, ¿cuáles son los intereses que esconden detrás?. Para pensar sobre estas interrogantes, cabe hacerlo desde una dimensión ética que debe tenerse en cuenta en toda producción de conocimiento y es pensar: ¿para quién se está produciendo el conocimiento?
Otra de las preguntas que surgieron a modo de reflexión en el debate con los vecinos y los estudiantes fue ¿cuáles son los factores que llevan a los adolescentes a delinquir?  Atendiendo a una preocupación de uno de los vecinos participante del debate, problematizar los factores que inciden en un menor para que delinca otorga una mirada diferente sobre el tema.
Por nuestra parte estamos convencidas de que existen múltiples factores que impulsan a los jóvenes a realizar prácticas delictivas, que nadie lo hace porque sí. Para ser más especificas haremos alusión sobre los menores que pertenecen a los estratos más vulnerables de la sociedad porque son ellos lo que hoy son «el problema» según la opinión publica (aunque no se tenga elementos para descartar la delincuencia por parte de adolescentes del resto de los estratos socioeconómicos). No es casualidad que la franja etaria mayormente culpabilizada por la «inseguridad»,  sea una de las más empobrecidas de nuestro país, sufriendo la mayor desigualdad social, y donde se encuentran los peores indicadores de bienestar y desarrollo. Creemos que las condiciones en donde se desarrollan estos niños y adolescentes, así como el apoyo y la contención que puedan tener inciden directamente sobre el futuro comportamiento de estos. Haciendo alusión a esto último, pudimos enterarnos que la zona donde realizamos las encuestas es un lugar en el cual existe contaminación del suelo por plomo. Algunos de los vecinos no le dan demasiada trascendencia a esto, pero para otros sí es una preocupación. Los más vulnerables a este tipo de contaminación son los niños y adolescentes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo adecuado es que no exista residuo alguno de este metal en sangre, pero cuando se evidencia su presencia y esta supera los límites establecidos, puede traer consecuencias como falta de concentración y trastornos de la conducta, entre otras. Distintas publicaciones relacionan la exposición temprana al plomo con conductas delictivas de agresión y destrucción.
Y si de inseguridad se trata el tema en boga, la pregunta sería, ¿cuán seguro es el ambiente en el que se desarrollan estos adolescentes?.  Aparentemente esto no es algo que cuestionen los medios de comunicación, ya que solo se tomó la postura de  culpabilizar a los adolescentes más afectados por las desigualdades sociales. El ambiente en que se crían estos jóvenes los desplaza de su lugar como sujetos de derechos. No tienen satisfechas sus necesidades básicas, como la higiene, la alimentación, la vivienda, etc. Por otra parte el imaginario social que se crea entorno a estos sectores de la sociedad, genera un ambiente y una sociedad insegura donde crecer. Este elemento es muy importante y tiene un impacto directo sobre la producción de la subjetividad de estos jóvenes. Victor Giorgi plantea que la sociedad les otorga a los jóvenes una imagen muy desvalorizada de sí mismos. Ellos a lo largo de su vida van incorporando estos elementos del imaginario social y es a partir de esa subjetividad de la exclusión social que se vinculan con el mundo, a través de la misma violencia con la que la sociedad los trata. El espacio donde se crían estos adolescentes, desde el ambiente que no les brinda recursos para subsistir y desde una sociedad que no brinda oportunidades de vida, que estigmatiza y margina, consideramos que no es seguro para crecer.
El 26 de octubre de 2014 en Uruguay,  no se aprobó la reforma constitucional. Pese a ello cabe destacar que  un 47% de los habilitados para votar sí apoyaron la reforma constitucional, y que en 9 de los 19 departamentos del país ésta medida obtuvo más del 50% de apoyo. A su vez el que no se haya aprobado la reforma, desató una ola creciente de expresiones de violencia en las redes sociales por parte de este sector de la población que se encontró muy descontento con los resultados obtenidos.
Nos cuestionamos si existen los espacios de reflexión pertinentes para que esa parte de la población, que en busca de mejoras en la seguridad apoyó la medida, pueda dedicarse a problematizar la cuestión dejando el miedo de lado y comprender que de haberse aprobado la reforma no hubiera significado una solución al problema de inseguridad pero sí hubiera acentuado las desigualdades que existen socialmente y  estigmatizado aún más a los sectores más empobrecidos.
Consideramos importante cambiar la perspectiva. Deconstruir la imagen que está instalada sobre los adolescentes para construir otra que brinde oportunidades de vida y no solo sanciones. Para nosotras es de suma relevancia pensar en alternativas para trabajar con estos jóvenes, alternativas, que por medio de la educación formal y no formal, los espacios de ocio y el trabajo con las familias fomenten ambientes de menor exclusión y mejor calidad de vida.
Indudablemente la propuesta de reforma constitucional, generó una fuerte movilización social tanto para aquellos sectores que estaban a favor como en contra. Es nuestro deseo que toda esa fuerza generada sirva para pensar y crear espacios que apunten a trabajar esta temática desde las perspectivas que desarrollamos a lo largo de este artículo, es decir, apuntar a mejorar todas las dimensiones que creemos que influyen  en los tránsitos por las adolescencias
Todos estamos siendo un factor con mucho peso en la producción de la subjetividad de los jóvenes de hoy, es necesario que como sociedad nos hagamos cargo.