A fines del año 2014 el Subprograma Adultos Mayores del Programa Apex-Cerro participó una vez más de la Semana Nacional del Cine.
El miércoles 26 de noviembre se proyectó el documental «Las flores de mi familia» en la Asociación de Jubilados y Pensionistas del Cerro y Adyacencias, que fue visualizado por alrededor de diez mujeres adultas mayores, docentes del Programa Apex y una estudiante que se encontraba realizando su práctica de la carrera de Trabajo Social.
Como suele realizarse en las sesiones de cine foro organizadas por el Subprograma Adultos Mayores, luego de finalizada la película se inició un diálogo e intercambio acerca de las opiniones generadas por la misma. El documental justamente abordaba la temática que se trabaja desde este Subprograma: la salud, entendida de forma integral, de las personas adultas mayores.
Se comentó sobres la ocupación de las mujeres en las tareas domésticas y de cuidado con respecto a otras personas, puesto que la protagonista del documental, una señora ya jubilada, dedicaba casi la totalidad de su día a las actividades de limpieza, cocina y mantenimiento del hogar. En la historia el conflicto surge cuando la hija de la protagonista, también adulta mayor, le plantea a su madre que ya no vivirá con ella puesto que se mudará con su pareja. Ante esta noticia comienza una serie de sucesos en torno a la disyuntiva de qué sucederá con la protagonista: ¿continuará en su casa de siempre viviendo sola; se irá a una residencial para personas adultas mayores, o compartirá su hogar con su hija y la pareja?
Ante la pregunta ¿qué es lo que se quiere demostrar en el documental? surgieron respuestas como: «que los viejos no servimos para nada», o que «la vejez es una molestia para la sociedad». Se generó entonces un debate sobre qué es lo que sucede cuando las personas nos vamos poniendo viejas y necesitamos a otras para poder desarrollar muchas de las actividades que integran nuestra vida cotidiana, en una sociedad que parece no estar organizada para ello.
Algunas de las espectadoras planteó su situación particular contando que «tendría que ir eligiendo a dónde ir, porque hoy están todos tan ocupados». Esto lo adjudicaron en gran parte a que antes las mujeres no trabajaban y podían cuidar a sus padres, mientras que actualmente la situación de las mujeres es distinta y trabajan a la par que los varones, o incluso más (si se tiene en cuenta que generalmente cumple una doble jornada, o hasta triple jornada laboral). Este tema llevó a que muchas de las presentes recordaran y relataran sus experiencias de vida y cómo resolvieron sus familias el cuidado de sus integrantes mayores. Más allá de las distintas estrategias, todas estuvieron de acuerdo en que «el querer ser independiente, el no molestar, el querer sentirse bien: son cosas que no tienen edad».
También compararon la situación de la protagonista con sus situaciones actuales y comentaron que mientras «el mundo de ella, donde transcurría la mayor parte de su tiempo, era el mundo del hogar, no salía nunca de ahí», ellas sí tienen actividades fuera del hogar; de hecho en ese momento se encontraban compartiendo un espacio que valoran porque les permite no solo conocer realidades nuevas a través del cine, sino que también intercambiar ideas y acompañarse mientras meriendan y sacan conclusiones sobre esta etapa de la vida.
El documental también permitió analizar casos de demencia senil y la importancia de los cuidados relacionados a la misma, así como identificar que existen otros grupos de personas que también necesitan cuidados como los niños y las niñas, y las personas con discapacidad.